Hubo un tributo impuesto sobre el rey de León impuesto por Abderramán I, por haberle ayudado a conseguir la corona, el rey era Muragato, consistía en entregarle 100 doncellas de su reino, sucedió a finales del siglo octavo, este desgraciado tributo se repartía entre las distintas villas y ciudades de León, a Simancas le correspondían siete.
El detestable rey de León fue asesinado por sus nobles y el humillante tributo fue sustituido por dinero por los reyes que le sucedieron, pero Abdderramán II volvió a reclamar el antiguo tributo a Ramiro I, este accedió para evitar una invasión y en el sorteo de Simancas le correspondió a las doncellas Leonor, Lucía, Laura, Eva, Isabel, Yolanda e Inmaculada, pero ellas acordaron desfigurarse para no ser agradables para el califa de Cordoba y decidieron cortarse la mano izquierda todas ellas, por eso en el escudo de Simanca aparecen siete manos en honor a las siete doncellas, que el califa decidió rechaza pidiendo otras enteras, a lo que no accedió Ramiro I, haciendo caso del pueblo y nobles que pidieron rebelarse contra el humillante tributo.
El 23 de mayo del año 844 tuvo lugar la batalla de Clavijo entre moros e hispanos cristianos del reino de León cerca de Logroño, se dice que el día anterior a la batalla se le apreció a Ramiro I el Apóstol Santiago quién prometió ayuda al día siguiente para derrotar a los moros por lo que el rey de León hizo el "Voto de Santiago" según el cual una parte del botín de las batallas libradas a los moros sería siempre para el Apóstol Santiago y no volver a pagar tributo alguno en doncellas.
Cuentan las crónicas de Simancas que las doncellas ingresaron en un convento, celebrándose el 6 de agosto el episodio histórico.
En consecuencia, en los primeros tiempos de los reinos cristianos de ascendencia hispano visigoda estuvieron sometidos a los designios del califato de Cordoba de una manera casi servil para poder simplemente sobrevivir como tal, toda esta servidumbre fue desapareciendo a medida que desaparecía el califato y se convertía en reinos de taifas, para transformarse los distintos reinos cristianos en una sociedad guerrera y feudal que fue la que arbitró las relaciones entre los distintos reinos, bien fueran de religión islámica o cristiana, que tuvo la virtud de preparar a unos caballeros y unos guerreros listos para la conquista y evangelización, desde el momento mismo que se descubrió la existencia del Nuevo Mundo. ¡ Todo porqué tenían claro que no podían volver a la situación inicial en la que nacieron los reinos cristianos hispanos !.