El hemisferio sur del Pacífico era totalmente desconocido después del descubrimiento del Mar del Sur por Vasco Núñez de Balboa y de la vuelta al mundo de Magallanes-Elcano, la exploración se centró fundamentalmente en las especias y en las Islas de las Molucas y Filipinas, se pensaba que existía un gran continente el Australís, pero en Perú desde los primeros momentos de su conquista se extendió la leyenda de que las Islas de Ofir estaban en ese hemisferio sur del Pacífico, estas islas eran donde la Biblia situaba las Minas del Rey Salomón, lo que despertó las ansias de los españoles de encontrarlas y por ello recorrer los mares del sur del Pacífico.
Álvaro de Mendaña puso en marcha la expedición que recorrería los mares del sur del Pacífico para encontrar las Minas del Rey Salomón era sobrino del gobernador del Perú y con dos naos y 160 hombres salió del puerto del Callao en noviembre de 1567, con el iba Pedro Sarmiento de Gamboa, que era cosmógrafo, explorador de la Patagonia y de la Artántida años después, con el cual tuvo discrepancias sobre el rumbo a seguir, llegado a las Islas Ellice y más tarde avistaron las que creyeron eran las Islas de Ofir y las llamaron las Islas Salomón, explorando las islas de Santa Isabel, Guadalcanal, San Cristobal, Santa Ana, etcétera creyendo encontrar indicios de oro y especiería, razón por la cual Álvaro de Mendaña pensó en regresar al Perú y retornar con otra expedición de colonización.
En 1565 Ándres de Urdaneta había recorrido la ruta del Tornaviaje o del Galeón de Manila abriendo la ruta comercial más duradera de la historia y Álvaro de Mendaña decidió tomarla para regresar, para lo cual tuvo que subir hasta la latitud del paralelo 40º Norte para regresar por California con la corriente del Kuroshio y bajar hasta el Perú en el puerto del Callao.
Para organizar la nueva expedición a las Salomón, nuestro descubridor se desplazó a España para firmar las correspondientes capitulaciones y según las cuales la financiación correría por su cuenta. En principio el virrey del Perú se opuso a la expedición, Francisco de Toledo, y fue el siguiente virrey quien la autorizó, contaba con dos naos, una goleta, una fragata y 280 hombres de tripulación, además de colonos y varias mujeres entre las que estaba Isabel de Barreto, esposa de Mendaña y que aportó su dote, también estaba Pedro Fernández de Quiros, quién dirigió la expedición que buscó la Tierra Australís .
Tras salir del Callao en junio de 1595, al cabo de un mes de navegación llegan a las Islas Marquesas que titulan así en nombre de la mujer del virrey, partieron de nuevo hacia las Salomón pero se quedaron en la Isla de Santa Cruz, allí se perdió una de las naves con muchos tripulantes y de la que nunca se supo nada, aparecieron las enfermedades y Mendaña contrajo la malaria de la que murió, siendo sustituido por su esposa Isabel de Barreto, la que tomó la decisión de abandonar el proyecto dirigiéndose a las Filipinas y fue su piloto Fernández de Quiros quien dirigió el viaje a Manila a donde llegaron solo un centenar tras múltiples miserias y penalidades y donde en más de una ocasión pidieron el hundimiento de los barcos. Años después Fernández de Quiros fue el que fracasó en encontrar la Tierra Australís con otra nueva expedición.
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