La Compañía Británica de las Indias Orientales notaba la fuerte competencia de la Casa de Contratación en los productos orientales llevados a Europa por la Nao de la China o Galeón de Manila y aprovechando la Guerra de los Siete Años y los Pactos de Familia que vinculaba a los Borbones de Francia y España, entramos en la guerra contra los británicos e idearon un plan para atacar los centros más importantes de la Carrera de Indias y uno de ellos era Manila y por ello las Islas Filipinas, para así continuar el negocio Español en Asía y las islas del Pacífico. La campaña de Filipinas no supuso para España, pese a la ocupación de Manila su perdida, pues se recuperó, pero es posible o casi seguro que se apoderaran de las rutas de navegación que habían hecho los españoles por el Pacífico y su consecuencia cercana fue la expedición de James Cook hacía Haiti para medir el paso de Venus y las ordenes secretas de desviarse hacia otras latitudes y por rutas recorridas anteriormente por un barco que capitaneó Francisco de Hoces, el San Lesmes, doscientos años antes y que le llevó hasta Nueva Zelanda, Tasmania y Australía.
El Consejo de Ministros Británico aprobó un plan para el ataque a la Habana y Manila, en el que aceptaron el ataque ideado por el coronel Willian Droper coronel de un regimiento de infantería situado en Madrás, la India, para después de la guerra poder expandir la explotación comercial de la Compañía británica, Droper al tomar Manila fue elevado a general de brigada y la misma promocionó a Dawsone Drake como gobernador de la ciudad cuando se tomara. La flota estaba formada por ocho navíos de la empresa, tres fragatas y cuatro buques más, en total iban cerca de ocho mil hombre, comandados por el vicealmirante Cornish. El marqués de Villamediana se encargó de la defensa con 600 soldados y milicianos filipinos, pero el gobernador de Filipinas había fallecido y por las circunstancias de la guerra no había podido llegar su sustituto y se ocupó de la defensa de Manila el Arzobispo, que no pensó nada más que en rendir la plaza a los británicos de la mejor manera posible, las tropas españolas se retiraron de la fortaleza de Santiago de Intramuros Manila y los soldados atacantes tomaron Intramuros al asalto, al saqueo, la violación y el incendio, pidiendo un rescate de más de cuatro millones para detener los saqueos, a lo que accedió el Arzobispo Rojo.
La Real Audiencia de Manila poco tiempo después organiza la resistencia de las Filipinas, nombrando a Simón de Anza y Salazar auditor de la Audiencia y teniente gobernador de Filipinas, levantando en armas a 10.000 hombres la mayoría filipinos, confinando a las tropas asaltantes en Manila, comunicándole al Arzobispo que asume el cargo de Gobernador General y Capitán General de Filipinas, por los estatutos del Consejo de Indias. El levantamiento se convirtió en efectivo, hasta el punto que los invasores no podían salir de la fortaleza de Intramuros de Manila.
Al termino de la Guerra de los Siete Años España volvió a recuperar el control de Manila y el Consejo de Indias reconoció el nombramiento de Simón de Anza y Salazar. El capitán Thomas Blackhouse reconoció que el control efectivo de las Islas Filipinas correspondía a los españoles, según declaración suya ante el Secretario de la Guerra en Londres.
Inmediatamente después se volvió a recuperar el tráfico comercial de Manila y la Habana en la Carrera de Indias, circunstancia que se reforzó con la toma de la Península de la Florida y las Bahamas por Bernardo de Gálvez, nuevamente el levantamiento popular suplió las carencias del Estado, pero a partir de la ocupación de Manila, la Compañia de las Indias Orientales se encontró en condiciones de iniciar su expansión por lo que había sido el Spanish Lake para los Británicos, es decir el Pacífico.
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